La musa desnuda - Capítulo 1

sábado, diciembre 02, 2023 0 Comments A+ a-


  

CAPÍTULO 1

 

UNA VIDA PERFECTA

  

El fuerte invierno sufrido esta temporada en la congestionada ciudad de Nueva York, ha pasado, la constante sensación de intenso frio, las calles blancas y los autos completamente cubiertos de la nieve caída durante la noche, ya no se ven. Hoy, el ambiente es muy agradable, la primavera ha iniciado y las calles se encuentran repletas de gente que camina con rapidez de un lado para el otro, intentando hacer que el tiempo les rinda.

 

Ya no pueden verse los tumultos de personas en las entradas de los edificios, esperando calentarse un poco para poder salir de ellos con seguridad.

 

Los autos circulan con normalidad y las personas esperan para abordar los taxis en plena calle, sin el temor a quedar congelados. La ropa, ese es otro detalle de esta temporada, todos han dejado en sus casas, aquellos largos sobretodos, que usaban para mantenerse calientes y protegerse de la nieve que caía constantemente.

 

Gary Rice, un hombre de unos 34 años, alto y blanco, muy bien parecido y de contextura atlética, sale del edificio Rochester, en donde trabaja; viste un traje de color negro y lleva en una de sus manos un maletín ejecutivo.  Gary es un abogado muy dedicado y exitoso que trabaja en la firma Bowman y Asociados.  Al igual que el resto de las personas, tiene mucha prisa por salir.  Todas las personas que en ese edificio trabajan, se agolpan en la acera para tomar el primer taxi que se detenga o pase frente a ellos, por eso, prefiere esperar un rato más hasta que el volumen de personas baje un poco.

 

Gary ha esperado durante un largo rato y cuando van a ser las siete de la noche escucha como suena su teléfono celular.  Se trata de su esposa Vicki, que lo llama para recordarle que esa noche tiene un compromiso en casa de sus padres y que no debe faltar, a lo que él le responde:

 

—No te preocupes, amor, allí estaré.

 

Pensando en que su vehículo lo dejó hoy en el estacionamiento de la casa en donde vive, decide llamar a un Uber que lo recoja y lo lleve directamente hasta la casa de sus suegros.

 

Unos minutos más tarde, un vehículo de color plateado se estaciona frente al edificio y Gary comprueba que se trata de su Uber, por lo que decide salir rápidamente del edificio y abordar el auto, que de inmediato se pone en marcha hacia Loma Linda, en donde viven sus suegros.

 

Luego de un largo trayecto y un tráfico que por momentos parecía no moverse, Gary logra llegar frente a la casa de la familia Harper, que por demás se encuentra muy iluminada y repleta de personas, seguramente invitados a la reunión.  Gary entra a la enorme casa y es recibido por una joven de servicio que muy amablemente le toma el maletín para guardarlo en una de las habitaciones.  Mientras se adentra en la casa, se consigue con personas conocidas que lo saludan a su paso.  Muy despacio continúa caminando hasta llegar a la cocina en donde Vicki Harper, su esposa, se encontraba.

 

—Hola amor, que bueno que lograste llegar —saluda Vicki mientras da instrucciones a un personal contratado para atender las necesidades de la reunión y sus invitados.

—Si, tuve que pedir un Uber —comenta Gary.

—¿Y tú auto?

—Lo dejé en casa más temprano.

—Bueno, no importa, ya estás aquí.

—Si, eso es lo importante.

 

Vicki Harper es una mujer de unos 30 años, alta, blanca, de cabello largo y muy negro, con una figura envidiada por el resto de las mujeres que la conocen, es una profesional graduada de la universidad de Nueva York en literatura y que trabaja como editora en la Editorial Harper Books, la empresa de la familia, junto a su padre y su madre que son los dueños y editores principales.

 

Gary y Vicki tienen ya cinco años que se casaron y viven separados de sus padres en una zona de Nueva York, llamada Casa Pocha, muy cerca del aeropuerto de La Guardia.  Aun no tienen hijos pues Gary quería esperar a tener un mejor puesto en la firma y ella quería esperar a sentirse realizada, pero ese detalle no parece importarles mucho. Juntos forman una pareja muy estable que no duda en expresarse su amor en cualquier sitio y oportunidad.

 

—Vamos amor, busquemos a mis padres para que los saludes —expresa Vicki tomando de la mano a Gary para salir de la cocina.

 

En solo un momento ambos han dado con los padres de Vicki que se encuentran reunidos con otras personas en una de las salas de la casa.

 

—Papá, Mamá, aquí está Gary —informa Vicki.

—Qué bueno que hayas podido dejar tus muchas ocupaciones para acompañarnos —saluda Ian Harper en tono irónico.

—¿Cómo está usted, señor Harper? —responde Gary.

—Muy bien muchacho, muy bien.

—Gary, ¿cómo está el trabajo? —saluda Ava Harper, la madre de Vicki.

—Está muy bien, señora Ava, no tengo ningún tipo de problema.

—Me alegra escuchar eso hijo.

 

Ian Harper es un hombre de unos 60 años, con mucha clase y elegancia, nacido en la alta sociedad que toda su vida se ha sabido manejar entre esos círculos. Es el dueño de la Editorial Harper Books  que tiene sus oficinas en Manhattan, pero los talleres se encuentran ubicados en la ciudad de New Jersey.  Ian Harper nunca estuvo de acuerdo con el matrimonio de su hija y trata siempre a Gary de manera despótica, sin perder la oportunidad de hacerlo sentir inferior.

 

Por su parte Ava Harper es una mujer unos dos años menor que su esposo, que a pesar de su edad ha logrado mantener una figura muy parecida a la de su hija Vicki, situación que la hace parecer de menor edad.  Cuando madre e hija, andan juntas, quien no las conoce, acostumbra confundirse y creer que se trata de dos hermanas.  Ava es una mujer muy ingeniosa que ha logrado, gracias a sus muchos viajes por el mundo, aprender el arte de la creación de imágenes y a eso es a lo que se dedica por completo actualmente en la empresa editorial, ella crea y cuida la imagen de los escritores que llegan a la editorial durante sus campañas publicitarias.

 

—Gary, cuando tengas un tiempo, me gustaría hablar contigo, quiero que me cuentes como van nuestros casos —pide Ian Harper.

—Papá, no pensarás ponerte a hablar de trabajo con Gary precisamente ahora —replica Vicki.

—Todo marcha como se esperaba, pero cuando usted quiera podemos hablar —expone Gary que responde a la pregunta pasando por alto las quejas de su esposa.

—Está bien muchacho, luego te busco y podremos conversar, no quiero tener problemas con mi hija.

—Claro señor, cuando quiera.

—Ven Gary, busquemos algo de comer —propone Vicki nuevamente tomándolo de una mano y guiándolo entre las personas por las distintas áreas de la casa.

 

Con cierta dificultad, Gary y Vicki han llegado hasta la mesa del buffet y tomando un plato se ubican en la fila para que uno de los mesoneros les sirva un poco de cada uno de los distintos tipos de canapés que se encuentran exhibidos a lo largo de la gran mesa.

 

Con mucha discreción, la pareja se aleja del bullicio y se sientan en uno de los escalones de la gran escalera que lleva a las habitaciones.

 

—Cuéntame Gary, ¿cómo estuvo tu día hoy? —pregunta Vicki muy interesada en saber los detalles.

—No, mis días son siempre iguales, muy aburridos, mejor cuéntame tu, ¿a qué se debe esta reunión? —pregunta Gary.

—Esta reunión estaba planificada desde hacía una semana, es para celebrar la firma de un contrato con una escritora, para la publicación de dos de sus obras —explica Vicki.

—Qué bueno, ¿y tu tendrás alguna participación en eso?.

—No, papá dice que yo no estoy aun capacitada para encargarme de un cliente como ese.

—No puedo creer que tu padre aun no confíe en tus habilidades.

—Tú sabes cómo es él y para no discutir prefiero aceptar las cosas como son.

 

Durante un momento disfrutan de la comida en la tranquilidad de la escalera, alejados del bullicio producido por las voces de los asistentes, pero unos minutos más tarde, cuando iban a ser las diez de la noche, son interrumpidos por la llegada de la persona invitada y en honor de quien se realizaba la reunión.   Se trata de Eleonor Rose, una escritora famosa por sus obras publicadas que rápidamente se convirtieron en best seller y que recientemente firmó un contrato con la Editorial Harper Books para la publicación de dos de sus obras.

 

Eleonor Rose, es una mujer blanca, de mediana estatura y cabello muy corto de color castaño.  Es conocida no solo por sus múltiples obras sino también por su reciente y controversial divorcio que fue noticia en todos los periódicos de la ciudad y que por simple casualidad, resultó haber sido llevado, de manera espectacular por uno de los abogados de la firma Bowman y Asociados.

 

El señor Harper sale al encuentro de Eleonor al enterarse de su llegada, ella intenta desplazarse por la casa, pero un grupo de personas que la rodean, integrado en su mayoría por periodistas y fotógrafos que intentan por todos los medios, obtener una respuesta a sus preguntas, no se lo permiten, por eso el señor Harper tiene que intervenir.

 

—Por favor señores, por favor... —intenta por todos los medios el señor Harper que los periodistas dejen avanzar a Eleonor.

 

Con mucho esfuerzo logran llegar al gran salón en donde los invitados que los esperaban empiezan a aplaudir a la escritora justo en el momento que ingresa al salón.  Un mesonero que llevaba una bandeja con copas de champaña se acerca a ellos para ofrecerles, a lo que El señor Harper reacciona tomando dos de las copas, para entregar una a Eleonor.

 

—Señores, le pido que tomen sus copas, quiero hacer un brindis por Eleonor Rose, quien desde hoy formará parte del selecto grupo de escritores de Harper Books y que con suerte guiada de nuestra mano, logrará publicar al menos dos nuevos best seller este año —dice el señor Harper con la copa de champaña en alto.

—Que así sea —expresa Eleonor agradecida.

 

Todos brindan por el éxito de esta nueva adquisición del señor Harper, mientras de pie desde la escalera, Vicki y Gary observan tranquilos el desarrollo del brindis hasta que culminados los saludos de los invitados a la agasajada, el señor Harper se acerca a ellos.

 

—Gary, quiero presentarte a la señora Eleonor Rose —expone el señor Harper.

—Mucho gusto —saluda Gary—, ya nos habíamos visto antes.

—¿Si? yo no lo recuerdo —comenta la mujer.

—Yo soy abogado de la firma Bowman y Asociados —explica Gary.

—Por supuesto, los abogados de mi divorcio —recuerda Eleonor.

—Ella es mi esposa Vicki —decide presentarla Gary en vista de que el señor Harper la había ignorado.

—Mucho gusto señora —saluda Vicki.

—El gusto es mío querida.

—Gary, ¿querrías acompañarnos un momento al estudio? —propone el señor Harper.

—Por supuesto señor.

—Ve tranquilo con ellos, yo iré a buscar a mi mamá —comenta Vicki alejándose del grupo.

 

El señor Harper guía a Eleonor y a Gary hasta el estudio, ubicado a un lado de la entrada de la gran casa y cerrando la puerta les pide:

 

—Por favor, tomemos asiento para estar más cómodos.

 

Todos aceptan y se sientan en los muebles de un pequeño recibo frente al gran escritorio de madera pulida que se encuentra en el estudio.

 

—Gary, como ya sabrás, la señora Eleonor ha firmado con nosotros, pero tiene varias obras publicadas con su antigua editorial, ella está interesada en recuperar los derechos sobre ellas —pregunta el señor Harper.

—Bueno señor Harper, eso es algo que no es sencillo, por lo general, los escritores firman un contrato y usted lo sabe muy bien, en el que se estipula la forma como el autor sede los derechos de publicación a la editorial y en algunas ocasiones, esa cláusula no tiene fecha de caducidad y el autor ignora ese hecho.

—Pero yo no quiero tener más relaciones con ellos, algo debe poder hacerse —replica Eleonor.

—Bueno señora Rose, por el momento no puedo asegurarle nada sin estar bien enterado del tipo de contrato que usted firmó, tendría que hacerme llegar una copia del contrato para yo estudiarla y poder hablar con más certeza sobre el caso —propone Gary.

—Está bien, le haré llegar a su oficina mañana mismo una copia del contrato y luego nos volveremos a reunir —acepta Eleonor complacida.

—A ver Gary, aprovechando que mi hija no se encuentra con nosotros, infórmame, ¿que puedes decirme de los casos que tenemos pendiente? —expresa el señor Harper.

—Como ya le dije, todo va según lo planeado señor, la demanda ya ha sido introducida y el juez Miller tiene todas las pruebas en su poder para decidir y deberá dictaminar que tanto usted como el escritor sean indemnizados por los daños ocasionados, así como el retiro y destrucción de todas las copias ilegales que se encuentren en las estanterías —explica Gary.

—Excelente noticia.

—Parece que tienen un problema parecido al mío —exclama Eleonor.

—No, en este caso se trata de una editorial de la competencia que publicó sin autorización de nosotros una obra y estamos peleando eso desde hace algún tiempo.

—¿Pero cómo pudieron hacer algo así? Ustedes se cuidan mucho —se asombra Eleonor.

—Bueno, nuestro contrato con el escritor estaba por vencer y el habló con la editorial y les dejó uno de sus manuscritos.  Ellos pensaron que el autor se iría con ellos definitivamente y procedieron a adelantarse sin contar con que él volvería a firmar con nosotros y ese detalle les ha ocasionado a todo el mundo una serie de problemas —explica el señor Harper.

 

Por un rato más, discuten sobre asuntos legales y Eleonor aprovecha para hacer las preguntas que siempre había querido le respondieran y que por cuestiones de oportunidad nunca había logrado conseguir respuestas.

 

Casi una hora más tarde, salen del estudio y se reúnen con los invitados en el salón para continuar la celebración.  Gary por su parte, busca a su esposa y ya juntos continúan disfrutando de la celebración a su manera.  A Gary, habiendo sido un niño huérfano, desde los 14 años, mantenido bajo la protección del estado en un Foster House hasta la mayoría de edad cuando logró gracias a su empeño y dedicación una beca completa para estudiar en Harvard, nunca le han gustado ese tipo de fiestas o reuniones para hacer negocios, para él, la mejor forma de hacer un negocio es reunirse en su oficina o como mucho en un restaurante y Vicki, a pesar de todo ha sabido entenderlo y quizás por ese motivo se llevan tan bien.

 

Hasta ahora, todo marcha tal como lo planificara la señora Ava. Algunos de los invitados disfrutan del momento tomando y comiendo mientras otros aprovechan para hablar de negocios y proyectos a futuro.  Esa reunión, al parecer, es el momento más oportuno para que algunas personas del medio puedan plantearse oportunidades de negocios y nuevas inversiones.

 

En un momento de la noche, la señora Ava se acerca a Vicki y le pide la acompañe hasta la cocina para que la ayude, dejando solo a Gary a quien no tarda en acercársele Eleonor.

 

—Abogado, no parece estarse divirtiendo —comenta la señora Eleonor.

—No soy muy fanático de este tipo de reuniones.

—Lo entiendo perfectamente.

—No, no creo que me entienda.

—Por supuesto que sí, todos los que se encuentran en esta reunión, incluyendo al señor Harper, lo están por el interés de lograr obtener algún beneficio a su favor.

—Eso es muy cierto, pero en mi caso, no me gustan las reuniones de este tipo, sencillamente porque fui criado en un Foster House y no tuve la oportunidad de hacer amigos fuera de allí, cuando llegué a la universidad, estaba tan acostumbrado a estar solo que solo me dediqué a los estudios y hasta ahora no he podido dejar de sentirme igual.

—¿Usted es huérfano? Lo siento mucho.

—No se preocupe, ya estoy demasiado grande para lamentar no haber tenido padres.

—Pero imagino que ahora los tiene, haberse casado con la hija del señor Harper le ha proporcionado la oportunidad de conseguir a un padre y una madre.

—Siendo sincero,  nunca he podido considerar al señor Harper como a un padre.

—No entiendo por qué.

—El señor Harper es un hombre difícil de tratar y siempre he tenido la impresión de que nunca estuvo muy de acuerdo con que yo me casara con su hija.

—No puedo creer lo que me dice.

—Pues sí, es difícil de creer pero así es.

—Lo siento mucho, yo tampoco pude llevarme bien con los padres de mi ex esposo, ellos nunca creyeron que yo fuera un buen partido para su hijo, pero luego del éxito de mi primer libro toso cambió.

—¿Cambió? Entonces imagino que empeoró.

 

—De ninguna manera, el éxito y el dinero los hizo cambiar a mi favor, pero ya era tarde, mis sentimientos hacia ellos no eran los mejores y para completar, mi esposo también cambió, empezó a usar el dinero que yo ganaba para jugar y disfrutar con otras mujeres.

—SI, recuerdo los motivos de su divorcio.

—La vida no es muy justa, abogado, pero todos debemos aprender a vivir en ella.

 

Luego de esa corta conversación, señora Eleonor se aleja de Gary que ha quedado impresionado por lo escuchado en boca de la señora Eleonor y que sin duda, dada la experiencia de la mujer, es algo digno de tomar en consideración.


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