Los ángeles también se enamoran - Capítulo 1

sábado, diciembre 02, 2023 0 Comments A+ a-



 

CAPÍTULO 1

 

UNA PROMESA PERTURBADORA

 

Nueva Delhi, la capital de India, es una de las ciudades más antiguas del mundo y la segunda urbe más poblada del país, dueña de una riqueza arquitectónica impresionante, con más de 18 millones de habitantes y una diversidad genérica de más de 800 mujeres por cada 1000 hombres, mantiene una ascendencia cultural que implica costumbres de más de 2000 años.

 

El clima de esta ciudad es muy caluroso y seco la mayor parte del año, excepto en los meses de lluvia cuando los niveles de precipitación son tan elevados que terminan por crear inundaciones que traen como consecuencia una gran cantidad de desastres en la población con pérdidas humanas en muchas ocasiones.

 

Se pudiera decir que Nueva Delhi es una ciudad que vive de situación en situación y aun así su gente subsiste y hace todo lo posible por mantener a sus familias de alguna forma.  Hace unos meses atrás, los niveles de polución y contaminación del aire aumentaron tanto que el gobierno se vio obligado a cerrar todas las escuelas y universidades de forma indefinida, así como a prohibir las construcciones civiles y decretar el cierre de varias plantas productoras de energía.

 

En esta ciudad se encuentra ubicado el Hospital Guru Teg Bahadur, un enorme y muy moderno hospital docente para estudiantes de grado y posgrado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Delhi (UCMS).  Allí trabaja el doctor Robert Clayton como jefe de la Unidad de Emergencias del hospital y catedrático de la universidad.

 

El doctor Clayton es un hombre de unos 38 años, alto, de contextura atlética, piel clara y ojos de color marrón claro, nacido en los Estados Unidos y traído a la India junto a su madre, por su padre quien tenía una gran empresa de construcción que hacía negocios con el estado y que logró, con mucho esfuerzo acumular una fortuna que le permitió una vida económicamente muy holgada. Tan holgada es, que él ejerce su profesión, no porque necesite el salario si no, porque le gusta y considera el ayudar a los necesitados como parte de su viva.   Su padre murió de cáncer hace ya varios años y él y su madre, como no había más herederos, decidieron vender la empresa y vivir sin preocupaciones en la mansión de la familia, ubicada en una de las zonas de clase alta alejada del centro de la ciudad.

 

El doctor Clayton, como médico especialista en Urgencias Médicas, se ha mantenido soltero hasta ahora y desarrolla la mayor parte de su vida dentro de las paredes del hospital. Tiene a su cargo a todo el personal de emergencias, integrado por paramédicos, camilleros, enfermeras, médicos generales, internistas y especialistas, dispuestos las 24 horas del día en guardias de 36 horas para atender los casos que ingresan a esa unidad con la mejor actitud y disciplina.  El doctor Clayton es muy celoso en cuanto al trato y atención que se le debe dar y prestar a un paciente que ingresa a la emergencia.

 

Como casi todos los años, en este momento Nueva Delhi está bajo una fuerte temporada de lluvias que han ocasiona el ingreso de muchos pacientes en estado crítico al hospital y deben ser atendidos con prontitud en la unidad de emergencia.

 

Justo ahora la unidad de emergencia se encuentra en alerta. Han notificado por radio que hubo un derrumbe de un gran número de casas en una barriada pobre por efecto de las lluvias y muchos de los afectados y heridos están siendo trasladados a ese hospital. Las ambulancias llegan y se van, cada una con dos y hasta tres heridos.

 

El doctor Clayton, es un médico acostumbrado a este tipo de situaciones cada año, nunca pierde la calma ni la compostura y se ve siempre muy apacible, siempre trata a los pacientes y a sus familiares con cariño y les ofrece, no solo la ayuda médica que necesitan si no también la compañía y comprensión a los necesitados. De manera incansable da las instrucciones a su personal y dirige personalmente el ingreso de los heridos a la unidad.

 

En sus labores de catedrático, apoyado por la universidad y la dirección del hospital, el doctor Clayton, dicta con mucha frecuencia, charlas y seminarios que tienen que ver con las diferencias entre urgencia y emergencia, así como la forma correcta de tratarlas.

 

Justo en este momento, el doctor Clayton acaba de terminar una de sus charlas y abandona la sala de conferencias, seguido por un grupo de médicos que lo abordan con preguntas a las que el muy amablemente responde mientras camina por el pasillo y se dirige a los ascensores para bajar hasta la sala de emergencias y retomar sus labores cotidianas.

 

Al salir del ascensor en planta baja, se consigue con una escena habitual, una madre que llora desconsoladamente sobre la camilla en donde reposa un pequeño niño que acaba de ingresar, de unos 5 años de edad, con politraumatismos, como consecuencia de haberle caído encima toda una casa. La madre del niño al ver que el doctor Clayton se detiene ante la camilla, le ruega atienda a su niño y él, luego de revisarlo, ordena al personal de emergencia que lo atiendan de inmediato.  La madre del niño, agradecida por el gesto, le toma una de las manos y le ruega al doctor sea el quien atienda a su pequeño.  En otras circunstancias lo habría hecho personalmente y sin dilación, pero justo ahora el grupo de médicos que lo acompañan desde la sala de conferencias lo abordan y mantenían abrumado con preguntas, por eso hace caso omiso a los ruegos de la madre y asigna el caso a uno de los médicos de guardia en uno de los cubículos para luego retirarse a un lado del pasillo donde continúa respondiendo las preguntas de los colegas que le acompañan. El ambiente en la unidad de emergencia es crítico, cada médico debe atender a dos y hasta tres pacientes al mismo tiempo.   De repente se le acerca rápidamente uno de los médicos y le informa que no se puede hacer nada por el niño, que ya había fallecido. La madre que aún se encuentra en la sala, escucha lo informado al doctor Clayton y de inmediato se cuelga del brazo del doctor suplicándole que haga algo, el doctor Clayton viendo la desesperación de la madre acude de inmediato a ver la situación.

 

—Permítanme un momento —dice el doctor Clayton al doctor a cargo del pequeño y colocando el estetoscopio en el pecho y logra escuchar un leve sonido como una fuga de aire.

 

El doctor Clayton revisa minuciosamente al niño, que ya lo había visto en la camilla y estaba bien solo tenía varios huesos rotos, ¿Qué pudo haberle pasado? Vuelve a revisarlo y nota algo raro en el pecho, de inmediato da instrucciones de aplicarle respiración asistida y llevarlo a quirófano.

 

—Este niño tiene una costilla fracturada y le ha perforado el pulmón derecho, debe ser operado de inmediato —dice el doctor Clayton.

 

El niño es rápidamente preparado por el personal de enfermeras para ser intervenido, y los camilleros conducen la camilla por el pasillo hacia los ascensores, pero al llegar al área de quirófano el equipo médico que lo lleva se entera que todos los cirujanos de guardia están operando y deben esperar.   De inmediato llaman al doctor Clayton y le comunican la situación, el decide subir al quirófano para ejecutar la cirugía el mismo de ser necesario. Al llegar al pasillo del área de quirófanos se encuentra con la madre del niño completamente desconsolada que le ruega nuevamente por su pequeño hijo.

 

—No se preocupe señora, su hijo vivirá, se lo prometo —dice el doctor Clayton— si es necesario lo operaré yo mismo.

 

Al entrar al quirófano, ordena conectar al niño a los equipos, preparar los utensilios médicos y rápidamente se coloca el uniforme para cirugías.

 

El doctor Clayton inicia la cirugía con ayuda de un anestesiólogo amigo y dos enfermeras.  Todo transcurre bien por momentos, pero cuando logra despejar la costilla el pequeño se descompensa y rápidamente entra en paro. El doctor Clayton aplica todos los conocimientos y recursos que tiene a mano en tratar de reanimar el corazón del niño, pero la pérdida de sangre y la rapidez con que se había actuado no habían permitido prever una situación así.

 

El doctor Clayton queda frente a la mesa de operaciones sin poder decir nada hasta que una de las enfermeras le insiste varias veces al llamarlo por su nombre.

 

—Doctor Clayton, doctor Clayton.

—Si —responde el doctor Clayton—, anoten la hora de la muerte.

 

Al salir del quirófano se enfrenta con la madre y los familiares del niño que ya habían llegado y esperaban en el pasillo.

 

—Lo siento mucho, hice todo lo que pude —dice el doctor Clayton— pero el niño falleció.

—Pero usted me dijo que estaría bien —reclama la madre llorando.

—La situación era muy compleja.

—Usted lo prometió, me dijo que estaría bien —insiste la madre.

 

El doctor Clayton se retira completamente apesadumbrado y regresa a la unidad de emergencia. Allí continúan llegando heridos y él trata de ayudar en lo que puede, pero lo ocurrido con el niño lo ha dejado en shock y no logra pensar con rapidez. Hacía algún tiempo que no operaba y ahora que lo hace en una emergencia el paciente muere.

 

En el pasillo se escucha un revuelo, son los familiares del niño fallecido que han bajado del área de quirófanos y ahora se encuentran frente a la unidad de emergencia reclamando la muerte del niño de forma desproporcionada.

 

El bullicio y los gritos de reclamo son tan fuertes que el director del hospital, el doctor Ranjit Khan, se ha hecho presente en el lugar para tratar de calmar los ánimos y averiguar lo que está ocurriendo.  Luego de hablar con los parientes del niño se dirige a la sala de emergencias y se informa de la situación.  Allí se entera que el doctor Clayton decidió operar por su cuenta al niño y que este no resistió.

 

El doctor Khan para calmar los ánimos caldeados de los parientes del niño, invita al doctor Clayton a que lo acompañe para reunirse en su oficina y así lo hacen.

 

En la oficina del doctor Khan, este le reclama al doctor Clayton su mal proceder al realizar una cirugía tan delicada como esa sin la debida previsión y el equipo médico adecuado.

 

—Doctor Clayton, ¿Cómo se atrevió a realizar una operación de esa magnitud sin haber sido programada ni tener las previsiones necesarias? —pregunta el doctor Khan.

—Doctor, no había tiempo que perder y todos los equipos de cirugía estaban ocupados, si no me arriesgaba el niño moriría.

—Doctor, el niño murió —dice el doctor Khan—, y ahora usted parece ser el responsable.

—Solo consideré que hacía lo correcto.

—Lo correcto era esperar y aplicar el protocolo y los procedimientos establecidos.

—Entonces usted dice que era mejor dejar que el niño muriera sin asistencia —replica el doctor Clayton.

—Doctor Clayton, no veo otra solución que suspenderlo de su puesto hasta que se realice una investigación y se tenga un informe del caso.

—Lo entiendo doctor —dice el doctor Clayton.

—Por favor, le pido que abandone las instalaciones lo antes posible y no hable con los familiares.

—Sí señor.

 

El doctor Clayton sale de la oficina del director y se dirige lentamente por el pasillo hacia los vestidores de los médicos para recoger sus pertenencias y marcharse del hospital hasta ser notificado del resultado de la investigación.

 

Luego de un rato el doctor Clayton ha logrado salir del hospital sin ser visto y ahora camina bajo la fuerte lluvia, por el estacionamiento del hospital con rumbo a la calle.

 

Luego de un buen rato, ha logrado llegar a su casa en donde su madre, la señora Elizabeth, una mujer blanca, de unos 57 años, alta y cabello claro, de apariencia pasiva, pero de muy buen gusto al vestir, al verlo tan decaído le pregunta:

 

—Hijo, ¿Por qué llegas tan temprano? ¿Te ocurrió algo?

—Cometí un error con un paciente de 5 años y el director me suspendió hasta que se tenga el resultado de la investigación.

—¿Un error? ¿Qué clase de error? ¿Cómo pudieron hacerte eso?

—Ahora no importa mamá, el niño murió y para todos yo tengo la culpa.

—No hijo, como vas a tener la culpa de querer salvar una vida, tú no eres Dios.

—No te preocupes mamá, esperemos que acabe la investigación y entonces veremos qué ocurre.

 

Muy afligido, el doctor Clayton se dirige a su habitación en donde se deja caer sobre la cama para permanecer inmóvil durante un largo rato con la mirada perdida en el techo de la habitación.

 

Mientras tanto, en el hospital, la dirección ha ordenado la creación de una comisión médica para la investigación del caso y los familiares del niño han interpuesto una demanda contra el hospital.  La situación por ahora no se ve fácil.

 

Han pasado varios días desde que ocurrió el incidente en el hospital y la comisión de investigación ha interrogado a todo el personal de emergencia que estuvo de guardia el día en cuestión, al igual que al personal de quirófanos que presenció la cirugía. Toda la investigación ha arrojado que el proceder del doctor Clayton fue el correcto hasta que decidió realizar la cirugía sin las previsiones necesarias, por este motivo los abogados del hospital han aconsejado al director aplicar una medida disciplinaria severa al doctor Clayton y acusarlo de negligencia médica para salvar la reputación del hospital.  Esto traería como consecuencia directa, el despido del doctor Clayton y la posible imposibilidad de seguir ejerciendo la medicina en cualquier otro de los hospitales de India.  Por este motivo la junta directiva en pleno expide una invitación al doctor Clayton para que asista a una junta en donde se le leerá el resultado de la investigación y se le informará de su despido.

  

A media mañana, mientras se encuentra en su casa, el doctor Clayton recibe una llamada telefónica en donde se le informa que debe asistir a una junta de emergencia a las 2:00 de la tarde y así lo confirma.

 

Justo a la hora prevista, el doctor Clayton entra a la reunión en la oficina de juntas del hospital a la que fue citado para la lectura del informe conclusivo presentado por la comisión de investigación que llevó su caso. Ya en la sala, todos reunidos alrededor de una gran mesa, el presidente de la junta, el doctor Mutar, termina de leer el informe:

 

—Se concluye de esta investigación, que el doctor Robert Clayton actuó de manera negligente al intentar realizar una operación sin cumplir el debido protocolo de seguridad —lee el presidente y continúa— por tal motivo se recomienda, para salvaguardar la integridad y la reputación de este hospital, que el doctor Robert Clayton sea destituido de su cargo y removido de la plantilla de personal con carácter inmediato.

 

El doctor Clayton escucha lo dicho por el presidente de la junta y no dice nada.

 

—Doctor Clayton, ¿Tiene usted algo que decir? —pregunta el doctor Khan.

—No señor —responde el doctor Clayton.

—Entonces damos por terminada la reunión y por cerrado el caso —dice el doctor Khan.

 

Todos los presentes se levantan de sus sillas y se retiran de la sala de juntas y lo mismo hace Clayton. En el pasillo, el doctor Khan detiene al doctor Clayton y le dice:

 

—Espera Robert, quiero decirte algo.

—Dígame, doctor Khan.

—Quiero que sepas que lamento mucho todo esto y que hubiese querido que fuera de otra forma. Esta profesión es una de las más ingratas. Los pacientes llegan casi muertos, nosotros hacemos lo posible por revivirlos y sanarlos, pero si les ocurre algo en el camino entonces somos los culpables y debemos pagar por ello.

—Entiendo doctor, no se preocupe.

—Tú eres un excelente médico de urgencias y con mucho gusto te daré una recomendación que no podrás usar aquí porque esto se sabrá muy rápido en todos los hospitales, pero en caso de que quieras irte a otro sitio a seguir ejerciendo, podrás hacer uso de ella.

—Muchas gracias doctor.

 

Sin decir una palabra más, Robert se retira de la oficina y camina lentamente por los pasillos rumbo hacia las escaleras para buscar la salida más cercana.  Mientras camina, no puede dejar de notar como el personal murmura, mientras pasa frente a las enfermeras y sus colegas.  Ya todos saben de lo ocurrido y ahora luego de todo lo que le dio al hospital durante años, es tratado de esa forma por haber tratado de salvar la vida de un paciente.

 

Al llegar a su casa, le cuenta lo ocurrido a su madre y ella muy afligida trata de consolarlo.

 

—No te preocupes hijo, de ser necesario nos mudaremos de aquí a otro sitio y buscarás trabajo en otro hospital.

—No mamá, por ahora voy a tomarme un tiempo para descansar y pensar en una buena solución.

 

Han transcurrido ya, casi 10 meses desde el incidente que le costó su puesto en el hospital y Robert no ha hecho otra cosa que descansar, leer noticias y visitar de vez en cuando el banco junto a su madre para movilizar las cuentas.

 

Hoy Robert está navegando por varias páginas de internet en la computadora sin mostrar mucho interés cuando de repente en una de ellas aparece la publicidad de un Hospital en Estados Unidos.   Se trata del Massachusetts General Hospital que al ingresar en su página web se entera que es el hospital piloto para entrenamiento de la Escuela de Medicina de Harvard. Esto le llama mucho la atención y continúa revisando en profundidad la página hasta que encuentra una convocatoria a participar para residencias en varias especialidades. Esto le llama tanto la atención que de inmediato abre la página de contacto y envía una solicitud de información.

 

El día jueves de esa misma semana recibe un correo con información concerniente al concurso de residencia en las especialidades indicadas en un anexo y le indican que si está interesado debe enviar unos recaudos. Robert se siente tan interesado en el tema que no le presta mucha atención al hecho de que se trata de un hospital en Estados Unidos así que durante todo ese día se dedicó a completar y preparar los recaudos solicitados por el hospital y luego de ponerlos en el formato digital exigido, los envió.   Como era ya fin de semana, la respuesta tardó algunos días en llegar, pero el viernes de la semana siguiente recibió un correo notificándole que había sido aceptado en el programa de residencia solicitado y que debería presentarse lo antes posible con los originales de los documentos enviados a la oficina de la Doctora Sabina Anderson en la Dirección del hospital.

 

Robert no puede creer lo que está ocurriendo y saltando de alegría sale de su habitación en busca de su madre para contarle.

 

—Hijo, ¿Y cuándo debes presentarte? —pregunta la señora Elizabeth.

—No tengo fecha, solo me dijeron, lo antes posible.

—Entonces debes arreglarlo todo para irte —dice Elizabeth.

—No mamá, yo no puedo irme y dejarte sola aquí.  Si yo me tengo que ir, tú vendrás conmigo.

—Pero hijo eso te retrasaría mucho.

—No tengo apuros mamá, pero mañana mismo empezaremos a prepararnos para la mudanza.  Contactaré por internet a una agencia inmobiliaria para que nos busque una casa cerca del hospital.

—¿Tú crees que eso sea necesario?

—Claro que si mamá, es hora de cambiar de ambiente.  Nos mudamos a los Estados Unidos.

 

Durante los días siguientes Robert, se dedicó a prepararlo todo para la mudanza. La agencia inmobiliaria le consiguió una casa en una buena zona de la ciudad de Boston y abrieron dos cuentas en un banco americano y trasladaron parte de su dinero a una para ser manejada por él y otra parte a la que manejaría la señora Elizabeth.

 

La casa y las otras propiedades y terrenos dejados por el padre de Robert fueron entregadas a una inmobiliaria local en calidad de consignación para ser vendidas y que ella respondiera por cada una, enviando el dinero correspondiente a las cuentas en Estados Unidos.


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